Es el slogan de una campaña publicitaria para los lentes de la marca Glassing, que tomando una frase muy popular en los Estados Unidos (pero con un ligero cambio) y una imágen que la complementa logran hacer una publicidad llamativa y chusca.
Los encargados de esta idea son los de la agencia de publicidad en Italia “Young & Rubicam”
Vía UnStage
e.me
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